una opinión aficionada
Como en familia. Así se siente el visitante del Museo de las Ciencias de Castilla – La Mancha, situado en la ciudad de Cuenca. Una sensación familiar, quizás provocada por la visita que en edad escolar, todos los niños nacidos en la década de los 90 y habitantes de algún pueblo de la provincia, han hecho a este museo. Un lugar que, didáctico por excelencia, provoca ese borroso recuerdo de la niñez.
“El mundo del hombre se funda sobre los resultados de la ciencia: el dato reemplaza al mito, la teoría a la fantasía, la predicción a la profecía”.
- Mario Bunge
Pero no solo resulta familiar a quien ya lo ha visitado. Se trata de un museo en el que los trabajadores o guías se encargan de que tu visita sea lo más provechosa posible. Al entrar al mismo sorprende el trato que estos dan a los visitantes, explicando cómo se estructura el museo, y cuál es la ruta correcta que el visitante ha de seguir para verlo a la perfección.
Justo en la entrada, nos encontramos una especie de gigante maquinaria artesana con grandes relojes, que representa ser una máquina del tiempo. Cuando se pone en marcha resulta asombrosa para el visitante. Junto a ella, una gigantesca línea cronológica de nuestra historia, en la que podemos ver fácilmente los hechos más destacados.
Maquinaria a la entrada del museo
Después entramos en la sala de la tierra, donde se nos explican los diferentes periodos geológicos y los recursos de la misma. Podemos, como no, interactuar, comprobando cual es el peso de la misma roca en distintos planetas (con sus respectivas gravedades) o viviendo una experiencia de terremoto en sus diferentes grados. Resulta una sala entretenida en la que, aunque en su mayoría se nos habla de nuestro planeta y su formación, los diferentes minerales que hay en ella, o los fósiles, podemos encontrar por ejemplo, restos de meteoritos.
Pero como ya hemos dicho, son muy destacados los fósiles, que tienen también su propia sala. Y es que este museo dedica también una exposición a las criaturas que un día poblaron nuestro planeta, mostrándonos una grandísima variedad de fósiles encontrados en el yacimiento de Las Hoyas. Al mismo tiempo nos enseña cómo se lleva a cabo el proceso de extracción de los mismos y su posterior análisis.
Proceso de trabajo con los fósiles
Después, si seguimos las indicaciones de los siempre atentos guías, entraremos en la sala del espacio, es decir, pasamos del pasado al futuro. Es necesario destacar que en esta sala hay algún instrumento inutilizable debido a que está estropeado, algo que se repite en otras salas del museo y que supone uno de los pocos aspectos negativos del mismo, pero esto es algo normal si tenemos en cuenta que es un museo totalmente interactivo al que acuden muchos grupos de niños o escolares.
En cuanto a la sala del espacio, es algo totalmente impresionante para el visitante, ya que muestra elementos que impresionan mucho tanto por su tamaño como por ser instrumentos que no se ven todos los días.
Nada más entrar podemos ver un cohete a escala real y justo delante una especie de Estación Espacial Internacional en la que hemos de entrar para conocer la vida y el día a día de los astronautas en dicha estación. En esta sala tenemos también juegos que nos permiten conocer la gravedad en otros planetas y los instrumentos que se utilizan en la investigación espacial.
Representación de la Estación Espacial Internacional
Una vez salimos del espacio, irónicamente subimos al piso de arriba del museo para seguir en nuestro planeta tierra. Se trata de una sala en la que se habla de las energías y de su correcta utilización. Al mismo tiempo hay en ella elementos que nos intentar concienciar del cambio climático, de la desaparición de especies y de cómo será nuestro planeta en el futuro si no luchamos contra él. Es una sala perfecta para los más pequeños en primer lugar, porque tiene una gran cantidad de aparatos que nos permiten interactuar para conocer más a fondo las energías e incluso crear nuestra propia energía renovable. En segundo lugar, contiene muchos elementos concienciadores, y en general, esta es la premisa de la que se parte. Concienciar a los más pequeños de que hay que cuidar nuestro planeta.
Para finalizar nuestra visita, la manera ideal de hacerlo es bajando a visitar la exposición permanente que tiene lugar en la actualidad sobre nutrición y alimentación. Es impresionante y muestra gran cantidad de alimentos, intentando concienciarnos de que comer sano es más importante de lo que parece.
En definitiva el de las Ciencias de Castilla la Mancha es un museo diseñado para enseñar. Es totalmente didáctico y hace de nuestra visita una experiencia entretenida pues no solo nos limitamos a ver o escuchar, sino que el visitante tiene una participación activa, es decir, interactúa.